Los inicios y finales de año son momentos propicios para la reflexión,
aquí dejó las mías sobre la política municipal y las elecciones de 2019.
MUNICIPALISMO O MÁS DE LO MISMO,
REFLEXIÓN ABIERTA DE UNA CONCEJALA
Las elecciones municipales de 2015 fueron momento de nuevas
candidaturas, de confluencia, de ilusión y de aprendizaje. Nos unimos,
inventamos nuevos nombres, nos reunimos de nuevo en las plazas,
invitamos a la gente a participar, a votar algo diferente. Nos abrazamos
al municipalismo, a sus bondades y a sus procesos. Pasó, no fue fácil
pero tampoco difícil, nos dejaron hacer.
Tan sólo cuatro años
después, los partidos al uso (ni los nuevos, ni los viejos) no están
dispuestos a seguir jugando. No quieren reuniones, ni asambleas en las
plazas, ni que se elijan en cada lugar las reglas, ni las fórmulas, ni
tan siquiera los nombres. Ya no quieren inventar nada, les sirve lo de
siempre: juntar siglas y firmar acuerdos desde arriba para que se acaten
en todos los lugares por igual. Nos proponen consumir productos
prefabricados, una “marca” nacional que poco tiene que ver con el
producto local, con lo que hemos sembrado y abonado en cada territorio.
Las peculiaridades de cada lugar y las experiencias que se han vivido
en las diferentes candidaturas ya no importa. Como si el trabajo hecho,
con sus aciertos y sus fallos, no sirviera para nada, cuando en realidad
ha sido un rico aprendizaje que deberíamos utilizar para seguir
madurando. Pero parece imposible cuando cada cuál anda tirando para su
lado.
Hace unas semanas IU anunciaba sus candidatos, sin dejar muy
claro dónde quedan las primarias o cómo será ese matrimonio pactado con
Podemos y, lo más triste, sin dedicarle un minuto de duelo al proyecto
actual. Como si lo normal fuese ir cambiando de nombre en cada elección,
da igual ser Ganemos, Ahora, Unidad Popular o Unidas Podemos, siempre
que se mantengan las mismas caras en los mismos sitios.
IU habla
de un acuerdo de tres partidos pero el primer paso lo han dado en
solitario. En la foto falta Podemos y Equo, este último ya ha dicho
claramente que a nivel local no participará en el proyecto “Unidas” pero
parece que eso es mejor no verbalizarlo, ignorarlo por completo. El
nuevo secretario de Podemos en Guadalajara, ante las preguntas de Álvaro
Nuño en Radio Arrebato, no acabó de aclarar como iban a concurrir a las
próximas elecciones en nuestra ciudad y cuál era la apuesta de su
formación. Sin acabar de aterrizar y de concretar nada, a pesar de que
su jefe, el vicepresidente Molina, no contemplaba muchas excepciones el
día que nos visitó en el Ayuntamiento al inicio de eso que llamaron
“ruta por la confluencia” y que fue más una foto que una reunión de
trabajo.
Lo bueno de agarrarse a un acuerdo que viene dado desde
arriba es que así no hay que reunirse con nadie, hablar o llegar a
acuerdos. No hace falta preocuparse en evaluar lo hecho, corregir los
errores, buscar nuevos apoyos, implicar a más gente, dar relevos o
cuidar a los compañeros y compañeras de viaje. Borrón y cuenta nueva, lo
dicho en la Plaza del Concejo hace cuatro años ya no sirve, lo
guardamos en el baúl de los recuerdos. Nos olvidamos del municipalismo y
sus virtudes, del decidir en cada territorio, del “no hace falta que
todos pensemos igual, pero sí que seamos capaces de reflexionar juntos y
luchar por la ciudad que queremos” tantas veces repetido en los
inicios.
No sé que les parecerá a la 6.916 personas que en la
ciudad eligieron la papeleta de Ahora Guadalajara para echarla a la urna
en las anteriores elecciones, a las que nos han animado estos cuatro
años, a las que siguen con interés el trabajo que hacemos en el
Ayuntamiento, a las que nos dicen, nos preguntan, nos apoyan…A mí, tras
cuatro años de trabajo, me produce tristeza y desilusión.
A pesar
de estar menos de moda sigo defendiendo lo mismo que hace cuatro años.
Tengo claro que hay que sumar fuerzas, que no vale solo con agregar
siglas; que esta ciudad se merece un cambio; que necesitamos otras
maneras de hacer política y, lo más importante, que en el ámbito
municipal eso es posible. Factible 100%.
Defiendo el
municipalismo como herramienta de cambio y participación, como una
oportunidad para que la gente que no lleva unas siglas tatuadas pueda
intervenir en la vida de su municipio. El espacio donde se pueden
generar nuevas estructuras y lógicas que se alejan de las recetas
políticas de siempre. La manera de ampliar, de sumar gente, manos y
cabezas, personas diversas que se complementen, con propuestas concretas
y ganas de trabajar por su ciudad durante cuatro años, toda una
legislatura.
Si abandonamos el municipalismo lo que nos queda es
más de lo mismo: los partidos de siempre y los nuevos (que se empiezan a
parecer peligrosamente a los de siempre). Sota, caballo y rey.
Tras estos años de trabajo en la institución estoy segura que esta
ciudad se puede gestionar mejor, a decir verdad peor me parece casi
imposible. Los señores del PP van de buenos gestores, de serios y
formales pero vistos de cerca en cada pleno, en cada comisión,
administran este Ayuntamiento de una forma cutre y desastrosa que hace
que esta ciudad parezca dormida, gris y nada lustrosa.
Con un
PSOE en el Ayuntamiento destartalado y un candidato nada convincente
sería un momento estupendo para consolidar un proyecto que comenzó hace
cuatro años. Pero cada vez parece más claro que no interesa, que priman
más los intereses partidistas.
Si este es el fin de Ahora
Guadalajara al menos se merece unas palabras, una reflexión y un
agradecimiento para las personas que han votado, confiado y apoyado este
proyecto político que, independientemente de lo que ocurra, todavía
tiene por delante cinco meses de vida. Yo, en el 2019, continúo
entregada a esta causa, que para mí sigue siendo ilusionante y tan
importante como al inicio de la legislatura. Aquí estoy, aquí sigo